lunes, 11 de octubre de 2010

Una visión "radical"

En 1945 el país se polarizó dramáticamente: la oposición definida como antiperonista, por un lado; Perón y los sindicatos que lo apoyaban, por el otro. En mayo de ese año llegó el nuevo embajador norteamericano, Spruille Braden que jugó un rol decisivo coordinando a la oposición antiperonista y facilitando su unificación.
El 19 de setiembre de 1945 la oposición apareció unida por primera vez con una enorme manifestación de más de 200.000 personas, la Marcha de la Constitución y la Libertad, que se dirigió del Congreso a la Recoleta. 50 personalidades de la oposición encabezaban la marcha, entre ellos 3 radicales unionistas (Tamborini, Mosca y Sanmartino) y un radical intransigente (Oddone). El historiador Miguel Ángel Scenna comenta aquel hecho diciendo lo siguiente:


La marcha fue una espectacular demostración de poderío de la oposición. Una larga y compacta masa de 200.000 personas -algo pocas veces o nunca visto- cubrió aceras y calzadas. Se ha dicho que la manifestación estaba mayoritariamente integrada por personas de clase media y alta, lo que resulta históricamente indiscutible, pero ello no invalida el significado histórico de su amplitud social y su pluralidad política. Es posible decir que una de las dos mitades en que se estaba dividiendo la población estaba allí.
La Marcha desencadenó una sucesión de asonadas militares antiperonistas que se concretaron el 10 de octubre cuando el gobierno militar le pidió la renuncia y luego ordenó la detención de Perón. En ese momento los líderes del movimiento opositor tuvieron el país y el gobierno a su disposición. "Perón era un cadáver político" y el gobierno militar conducido formalmente por Farrel y controlado por el general Eduardo Ávalos solo pretendía entregar el poder a los civiles lo antes posible.
Inmediatamente después de la renuncia de Perón, la Casa Radical de la calle Tucumán en Buenos Aires, se convirtió en el centro de deliberación de la oposición. La Mesa Directiva de la UCR deliberaba a puertas abiertas. El público, en el que los comunistas eran mayoría, acusaban de "colaboracionistas" a los radicales intransigentes, en especial a Sabattini, y exigía sus renuncias. Los días pasaron sin que se tomara ninguna resolución. Recién el 15 de octubre la Mesa Directiva decidió emitir una declaración pidiendo que se entregara el poder a la Corte Suprema, aunque para entonces ya era sabido que esa no era una posibilidad real.
Los líderes opositores cometieron graves errores: uno de ellos no organizarse y esperar pasivamente que las Fuerzas Armadas actuaran. Otro error, mucho más grave, fue aceptar y muchas veces impulsar, el revanchismo patronal. El día miércoles 16 de octubre era día de pago: al ir a cobrar la quincena, los obreros se encontraron con que el salario del feriado 12 de octubre no se pagaba, a pesar del decreto firmado días antes por Perón. Panaderos y textiles fueron los más afectados por la reacción patronal. "-¡Vayan a reclamarle a Perón!" - era la sarcástica respuesta.
Al día siguiente, 17 de octubre de 1945, se produjo uno de los hechos decisivos de la historia argentina. Un sector social desconocido, por completo ausente de la historia argentina hasta ese momento, irrumpió tomando Buenos Aires y exigiendo la libertad de Perón. La ciudad fue tomada por decenas de miles de obreros y obreras, provenientes de las zonas industriales que venían creciendo en la periferia de la ciudad. La multitud se caracterizaba por la gran cantidad de jóvenes y sobre todo de mujeres que la integraban, y por el predominio de personas con el cabello y la piel más oscuros que los tradicionales actos políticos de la época. La oposición antiperonista destacó esas diferencias y utilizó términos despectivos para referirse a los simpatizantes del peronismo, como “negros”, “grasas", "descamisados", "cabecitas negras". Fue el dirigente radical unionista, Ernesto Sanmartino, el que utilizó un término muy criticado: "aluvión zoológico".
Los manifestantes venían acompañados de toda una nueva generación de jóvenes e inexpertos delegados de base sindicales pertenecientes a la CGT. Fue una movilización completamente pacífica, pero la conmoción política y cultural fue de tal magnitud, que en pocas horas el triunfo seguro del movimiento antiperonista de una semana atrás se había diluido, al igual que el poder que aún le quedaba al gobierno militar. Esa misma noche Perón fue puesto en libertad y pocos días después se estableció la fecha de las elecciones: 24 de febrero de 1946.
Las fuerzas políticas opositoras no percibieron el significado socio-económico de la movilización obrera del 17 de octubre ni el sector social que estaba emergiendo. Los bandos quedaron como estaban y polarizaron aún más su enfrentamiento. Recuerda el historiador radical Félix Luna:"Diez días después del fenómeno popular más significativo y trascendente de esos años, ya nadie se acordaba de él en el campo opositor. No merecía analizarse. No había existido. La oposición contraponía al amargo recuerdo del 17 de Octubre la exaltación del 19 de setiembre, fecha en que se realizó la marcha de la Constitución y la Libertad y afirmaba en ese éxito su certeza de que la unidad de las fuerzas democráticas garantizaba una abrumadora victoria electoral".
Todavía relegados dentro de la Unión Cívica Radical los intransigentes intentaron llamar la atención, sin que se los escuchara, sobre la naturaleza genuinamente popular de los trabajadores que salieron a apoyar a Perón. Crisólogo Larralde, por ejemplo, criticaba la actitud despectiva de la dirigencia radical hacia esos sectores del siguiente modo:

Asistimos a la condenación de las manifestaciones populares del 17 y 18 de octubre; observamos que diarios, gremios, instituciones y partidos se empeñan en demostrar que los manifestantes no fueron el pueblo ni los obreros auténticos. El ciudadano que escribe este artículo, hijo de una inmigrante que trabajó como sirvienta y de un obrero que perdió hace 8 años su vida mientras conducía un carro, declara que en esa multitud que desfilo encontró gente del pueblo. El autor de este artículo se encontró a sí mismo en los niños de zapatillas rotas y mal vestidos; en muchos casos o en todos los que fueron tildados de descamisados.

Una mirada desde adentro...

La siguiente entrevista es a Claudio Marto, un peronista que vivió la época de la Lealtad Peronista desde un lugar privilegiado. Es decir, desde adentro. Afortunadamente tuvimos la oportunidad de hacerle unas cuantas preguntas para ofrecerles a todos su visión. 
- Nosotras: Antes que nada, gracias por recibirnos y contarnos sobre la Lealtad Peronista
- Claudio Marto: No, no es nada

-Nos: ¿Piensa del 17 de octubre de 1945 lo mismo que en ese momento, sobre todo en lo que se refiere al papel de Eva Perón en los acontecimientos?
- CM: Mi visión del 17 de octubre sigue tal cual. Los responsables por el rescate de Perón fueron Domingo
Mercante, un grupo de gremialistas empecinados en liberarlo y la cantidad de trabajadores que convergieron sobre la ciudad. Eva Perón, quien más tarde se convertiría en el corazón y el alma del movimiento peronista, no jugó ningún papel en los acontecimientos de ese día. Aún no me he topado con pruebas nuevas que sugieran lo contrario.

- ¿Qué visión existe hoy en Estados Unidos sobre lo que fue el 17 de octubre?
-Hoy no hay otra visión del 17 de octubre en los Estados Unidos que no sea la proyectada por la distorsionada versión presentada en el film de Madonna y el musical "Evita".

-¿Y en el resto del mundo?

-La visión, por suerte, es buena. A Evita se la ve como una mujer fuerte y muy querida por las masas populares de nuestro país, y a Perón, como el movedor de masas y el luchador por los que menos tenían.

-¿Y qué efecto le produjo que usted halla vivido la verdadera historia?
-Lo que más me conmovió del 17 de octubre es lo genuino y espontáneo que fue todo lo que sucedió ese día. Los opositores de Perón dijeron que los trabajadores fueron manipulados para accionar en su favor, pero las pruebas históricas sugieren lo contrario. Este no fue el caso de una demostración manufacturada sino un ejemplo raro de un movimiento de masas autogenerada. Es cierto que los líderes laborales hicieron correr la voz del arresto de Perón, pero si los trabajadores no hubieran estado convencidos de que era en su propio interés que debían marchar a la Plaza de Mayo, no lo hubieran hecho y la historia argentina hubiera tomado un curso diferente.

-¿Y cómo analiza usted hoy aquel surgimiento, en 1945, de una clase desconocida en la gran ciudad, expresada en la concentración de Plaza de Mayo, a la luz del fenómeno contemporáneo de los piqueteros, representantes contemporáneos de la marginalidad social?

- Los descamisados del 17 de octubre eran, en su mayoría, trabajadores con empleos que estaban tratando de preservar los beneficios que Perón les había conseguido; lo que ellos exigían era entrar en la vida política del país. Los piqueteros son gente sin empleo que exige que el país reconozca su condición y carencia y haga algo para subsanarlas. Los descamisados estaban protestando contra el gobierno, mientras que los piqueteros parecieran estar siendo alentados por el gobierno. La marcha de los descamisados fue un hecho único, con un propósito y con un efecto que cambiaron para siempre la historia de la Argentina. Las actividades de los piqueteros parecen tener carácter cotidiano y amorfo.  

-En vida, Perón tuvo una vigencia política de treinta años. Hace algo más de tres meses, justamente, se cumplió el 30° aniversario de su muerte. ¿Qué queda de Perón?
-La doble herencia de Perón está en la devoción por él que alguna gente todavía lleva en el corazón y en el movimiento que tomó su nombre. Desgraciadamente, para solucionar los problemas que enfrenta la Argentina hacen falta más que sentimientos y se requiere un movimiento político estructurado, al día y con principios coherentes, cosas que el legado de Perón no ha producido.

-¿Cómo definiría usted hoy al peronismo? ¿Ha cambiado su opinión sobre el movimiento con el paso del tiempo?
-En vida de Perón, el peronismo siempre fue muy personalista y dependía de la voluntad, el criterio y el intelecto de su conductor. Sin Perón, al partido que lleva su nombre le ha resultado muy difícil adaptarse al liderazgo ejercido por otros.

-Pero permítanos preguntarle qué habría hecho Perón si hubiera estado en la situación de Kirchner a partir del 25 de mayo de 2003.
-Esta pregunta no tiene respuesta. Perón fue el producto de su tiempo. Respondió a los retos que le tocó enfrentar siguiendo lo que le indicaba la suma total de su experiencia. Si en 1973 él hubiera tenido 50 años, su accionar hubiera estado dictado por una serie de experiencias totalmente diferentes. ¿Cómo hubiera reaccionado Abraham Lincoln frente a ataques terroristas si hubiera llegado al poder en el 2001? ¿Cómo gobernaría Henry VIII la Inglaterra que es parte de la Unión Europea del 2004? ¿Quién lo sabe?

-¿Tiene opinión sobre la idea de trasladar los restos de Perón y Evita a un mausoleo en la quinta de San Vicente?
-A ambos se les debería permitir descansar en paz donde están sepultados ahora.


-¿Se puede hacer una revolución similar, hoy, en una era que parece que estamos sin ideólogos, sin intelectuales?
-De ninguna manera, y menos en el caso de los países dependientes. Yo sostengo que la colonización es ante todo cultural. La colonización mental es el requisito indispensable para la colonización material. Uno se puede liberar siempre y cuando haya una autoconciencia nacional... Yo creo que se trabajó muy bien en la mente del argentino, para luego consolidar la dependencia material. Una revolución en América es absurda, no se comprende, sino como una revolución con bases culturales profundas y con una visión muy clara de lo que debe hacerse en materia del espíritu. El caso de México es típico. A la Argentina le ha faltado un Vasconcelos como Ministro de Educación. La revolución peronista no lo tuvo ni lo ha encontrado todavía.

- Nos: Bueno, Claudio, gracias por todo
- CM: No por favor, fue un placer


Qué dijeron ciertos medios del suceso...

  • Párrafo del semanario socialista La Vanguardia: "En los bajos y entresijos de la sociedad hay acumulados miseria, dolor, ignorancia, indigencia más mental que física, infelicidad y sufrimiento. Cuando un cataclismo social o un estímulo de la policía movilisa las fuerzas latentes del resentimiento, cortan todas las contenciones morales, dan libertad a las potencias incontroladas, la parte del pueblo que vive ese resentimiento y acaso para su resentimiento, se desborda en las calles, amenaza, vocifera, atropella, asalta a diarios, persigue en su furia demoníaca a los propio adalides permanentes".
  • El periódico del Partido Comunista de la Argentina habló de los manifestantes como de "bandas armadas obedeciendo a un plan de acción dirigido por el coronel y sus asesores nazis"
  • El encargado de negocios John Moors Cabot envió un cable a Washington al mediodía diciendo que "prácticamente ninguno con qien haya hablado tiene por lo menos en su propia mente una explicación satisfactoria de los hechos de las últimas horas. Existe un consenso general de que las fuerzas de Perón son mucho más poderosas de lo que nadie se había imaginado, que las fuerzas antiperonistas fueron tomadas por sorpresa y existe evidencia de que los sentimientos populares repentinamente reaccionario a favor de Perón". A las seis de la tarde, el mismísimo Cabot cablegrafió que el sentimiento popular había sido "diestramente utilizado y orquestado por los desesperados miembros de la pandilla de Perón". También se refirió a la muchedumbre como una "excelente organización de maleantes al estilo fascista como los Camisas Marrones y Camisas Negras".
  • El New York Times, de la mano del corresponsal Arnaldo Cortesi, atribuía la movilización popular a la acción de la policía y describía a la concurrencia que se reunió en la plaza como una "mayoría de jóvenes, muchos chicos... sin lugar a dudas en gran parte reclutados de las filas de los obreros". Asimismo, agregó que Perón entre los trabajadores era mucho más grande de lo que "mucha gente" creía y que "la intimidación y la violencia" habían contribuido al éxito de las fuerzas pro-Perón.
  • El London Times indicó que "todo el personalismo propio de la política argentina y el fervor místico de los argentinos llegó a un clímax de frenético entusiasmo en la noche pasada... la multitud no se preocupaba por ideologías o doctrinas o propaganda sino que querían solamente al coronel Perón... sentían una emoción casi religiosa por él".

Un análisis profundo sobre el Día de la Lealtad Peronista VIII

Fragmento del libro PERÓN primera parte (1895-1952) de Joseph A. Page (Profesor de Derecho y Director del Centro para la Promoción del Estado de Derecho en las Américas).

- El 17 de octubre -

Evita durante el 17 de octubre:

Las actividades de Evita durante el 17 de octubre nunca han podido ser establecidas con certeza y en detalle. Cuando Perón llegó de Martín García esa mañana, ella apareció en el hospital junto con su hermano y habló con Perón desde el teléfono ubica en la recepción, pero no subió hasta las dependencias del capellán. Como muchos de sus amigos y colaboradores visitaron a Perón en sus habitaciones, se podría inferir con cierta seguridad que éste, por razones personales, no quería que ella anduviera por los alrededores en un momento tan crucial. Aunque algunos dirigentes gremiales hayan afirmado que Evita pasó el 17 (y también los días previos) ayudando a organizar la movilización, este testimonio post facto tiene todo el aspecto de una fabulación. Hay pruebas de que, en algún momento, durante el día fue maltratada o insultada mientras viajaba en un taxi, pero se desconocen las circunstancias precisas del hecho. Es sabido que regresó al apartamento de la calle Posadas desde donde, por lo menos una vez, se comunicó con Perón por teléfono, y escuchó la transmisión radial del discurso propalado desde el balcón de la Casa Rosada. En la mañana del día 18 se reunió con Perón en el hospital y juntos se fueron en automóvil hasta la estancia de San Nicolas, donde originalmente habían planeado pasar la noche del 12 de octubre.

Un análisis profundo sobre el Día de la Lealtad Peronista VII

Fragmento del libro PERÓN primera parte (1895-1952) de Joseph A. Page (Profesor de Derecho y Director del Centro para la Promoción del Estado de Derecho en las Américas).

- El 17 de octubre -

[...] Calificando a la concentración de una "verdadera fiesta de la democracia" y "el renacimiento de una conciencia de los trabajadores", expresó su deseo de "estrechar profundamente a todos contra mi corazón, como lo podría hacer con mi madre", y de abrazar a los trabajadores "como abrazaría a mi madre". Curiosamente, éstas serían las primeras y únicas veces que iba a mencionar a su madre en un acto público.
La ferviente muchedumbre participaba contestándole con gritos de estímulo (como "¡Viva la vieja de Perón!") y hasta le hacía preguntas ("¿Dónde estuvo?") convirtiendo el discurso en un diálogo. Concluyó pidiendo a los manifestantes que regresaran a sus casas pacíficamente y que "realizen el día de paro festejando la gloria de esta reunión de hombres de bien y trabajo..."
"Mañana es San Perón", fue la respuesta jubilosa. "Que trabajen los patrones."
Saboreando su momento de triunfo, Perón levantó sus manos y las juntó como un boxeador victorioso, saliendo de tal postura sólo para abrazar a cada uno de los hombres que lo acompañaban en el balcón. Por último, desapareció internándose en la Casa Rosada, y la gran multitud comenzó a dispersarse en todas direcciones.

Un análisis profundo sobre Día de la Lealtad Peronista VI

Fragmento del libro PERÓN primera parte (1895-1952) de Joseph A. Page (Profesor de Derecho y Director del Centro para la Promoción del Estado de Derecho en las Américas).

- El 17 de octubre -

[...] A las nueve de la noche se llegó a un compromiso que le permitiría a Perón hablar desde el balcón de la Casa Rosada y por la red nacional de radiodifusión. Farrell se retiró rumbo a la residencia presidencial donde mantendría una reunión con Perón. El coronel finalmente se vistió con ropa de civil y emergió del hospital. Mercante* no pudo acompañarlo por estar pareciendo los dolores de una úlcera estomacal. Luego de ser examinado por el doctor Mazza, debió permanecer en el hospital y no pudo estar al lado de Perón en estos momentos cruciales.
A las diez menos cuarto Farrel y Perón conferenciaron en la residencia. El presidente aceptó todos los términos impuestos por su ex vicepresidente. Poco después de las diez y media, ambos regresaron a la Casa Rosada y treinta minutos más tarde los dos hombres aparecían en el balcón.
Al asomarse Perón se desató una ovación continuada de 15 minutos de duración subiendo de una multitud que para entonces llegaba  a los 300.000, según los cálculos más razonables. Muchos agitaban pañuelos y otros enarbolaban diarios enrollados y encendidos; parecían galvanizar a Perón con su entusiasmo. Con los brazos en alto, Perón le respondía con el gesto vibrante que luego se convertiría en su sello característico.
Farrel tomó el micrófono inicialmente. Anunció la formación de un nuevo gabinete integrado exclusivamente por los colaboradores de Perón y luego motivó el estallido de vivas al anunciar que bajo ninguna circunstancia el gobierno sería transferido a la Suprema Corte. A partir de allí, se presentó a Perón como "el hombre que supo ganar el corazón de todos". Profundamente conmovido y necesitando de unos breves instantes para recuperarse y ordenar sus pensamientos, el coronel le pidió al pueblo que cantara el Himno Nacional. Luego improvisó un discurso que deleitó al mar humano que se extendía a sus pies.
"Trabajadores", entonó y otro griterío desatado lo demoró durante unos minutos más.

Hace casi dos años, desde estos mismo balcones, dije que tenía tres honras en mi vida: la de ser soldado, la de ser un patriota y la de ser el primer trabajador argentino. Hoy, a la tarde, el Poder Ejecutivo ha firmado mi solicitud de retiro del servicio activo del ejército. Con ello, he renunciado voluntariamente al más insigne honor al que pueda aspirar un soldado: llevar las palmas y laureles de general de la Nación. Lo he hecho porque quiero seguir siendo el coronel Perón y ponerme con este nombre al servicio integral del auténtico pueblo argentino.

*Mercante: militar y político argentino que se destacó por ser uno de los iniciadores del peronismo.

Un análisis profundo sobre el Día de la Lealtad Peronista V

Fragmento del libro PERÓN primera parte (1895-1952) de Joseph A. Page (Profesor de Derecho y Director del Centro para la Promoción del Estado de Derecho en las Américas).

- El 17 de octubre -

[...] Mientras Ávalos posponía una desición y los trabajadores fluían hacia la ciudad, Perón estaba sentado muy tranquilo, vestido con un pijama azul, en el piso once del hospital militar. Había sido admitido a las seis y media de la mañana -luego de un viaje en lancha de cuatro horas, bastante movido, desde Martín García- y se lo había ubicado en el departamento capellán. A mitad de mañana, un grupo de colaboradores se reunió allí con él mientras, afuera, frente al hospital, mil trabajadores que habían descubierto su paradero llevaban a cabo una demostración. Aparentemente, Perón podría haberse ido a su casa en cualquier momento, pero prefirió quedarse y esperar los acontecimientos [...]
[...] En el centro de Buenos Aires, porteños de punta en blanco se paraban en las aceras y miraban embobados la invasión. Los intrusos de cabello y piel oscura vestían overoles y otros tipos de ropa de trabajo. Uno de ellos, una mujer que había hecho el largo viaje desde Rosario, se había disfrazado de República Argentina, con traje largo y banda blanca y celeste. Portaban estandartes y carteles, algunos con la efigie de Perón; cantaban melodías populares, con versos nuevos adaptados a la ocasión y sus coros estaban dedicados al coronel. Aunque era una jornada templada y muy húmeda de primavera y aunque al mediodía el cielo nublado dejó caer una ligera llovizna, el pueblo seguía llegando.